En un campo de Monte Plata, dónde nació y se crió, Yleana Zapata aprendió que la mejor medicina es el cariño y quizás por eso se decidió por la carrera de terapeuta física.
“Cuando alguien tenía un dolor o le molestaba algo me decían: Ven tócame porque solamente con tú tocarme me sano ”.
Su deseo de crecer y su espíritu independiente le hicieron descartar la recomendación temprana que aconsejaba buscarse un hombre-marido para tener éxito en la vida sin razonarle porqué y cómo un tipo que todavía no conocía iría a apostar a su triunfo.
Las ganas de ser la ayudaron a encontrar los caminos de una beca y poder estudiar.
Cada tanto en el INCART (Instituto Nacional del Cáncer Rosa Emilia Sánchez Pérez de Tavares), Yleana atiende a decenas de personas en las terapias físicas que necesitan para recuperar calidad de vida.
Como Yleana y sus milagrosas manos, hay muchas mujeres dominicanas con manos igualmente poderosas que ayudan a sanar a los demás.
0 comentarios :
Publicar un comentario