“En una cuestión de bebida nos juntamos e hicimos unas relaciones buenas. Donde yo trabajaba, el planchaba y él aprendió a coser ahí también”.
Luis y Chiquito no se conocían hasta ese momento. En medio de unos tragos y de la empatía que provocan, surgió la idea de asociarse.
Formaron una sociedad y montaron una sastrería en el barrio Central de Hato Mayor.
45 años después siguen ahí, cada uno con su estilo y carácter, atendiendo la clientela. Luis es experto en corte y confección; Chiquito además de sastre, es técnico de máquinas. El dúo perfecto.
"En los barrios -dice Luis- hay gente buena y gente mala y aquellos que se superan y aprenden algo. Dignamente consigue uno su comida”.
Desde el gobierno dominicano apreciamos y simpatizamos con los sastres dominicanos como Luis y Chiquito, expresión genuina de nuestros barrios, trabajadores, honestos, entregados a su oficio y que han sido cómplices de momentos memorables a lo largo de nuestras vidas.
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