SANTO DOMINGO.-Debido a que la prohibición de China de importar plástico reciclado entró en vigencia en el primer trimestre de este año, las exportaciones de esos residuos a esa nación han disminuido un 80 % desde 2014 hasta la fecha, por la baja del petróleo.
Para el año 2014 el país exportó al gigante asiático 4.3 millones de kilogramos de ese material, por el cual recibía 2.4 millones de dólares.
A mitad de ese año el barril del petróleo se cotizaba a 107 dólares, pero descendió hasta los 33.63 dólares al cierre de 2015 y continuó entre los 49 y 55 dólares hasta 2017, provocando una disminución en el precio de los plásticos reciclados, por ser un derivado del crudo.
En consecuencia, el precio del plástico pet (el que se usa en las botellas de agua), que se vendía a 12 pesos el kilo en 2014, bajó a ocho pesos en 2016, y luego a 5 en 2017, desalentando a los recicladores de ese plástico, que no veían rentable dedicarse a esa labor.
En ese escenario, las exportaciones dominicanas de residuos plásticos cayeron hasta los 855,563 kilogramos en 2017, igual a US$433,793, pero a finales de ese año el crudo subió nuevamente y con esto los precios de los plásticos, dándoles motivo a los recicladores para retomar el negocio.
No obstante, fue en ese momento cuando China anunció su decisión de dejar de ser “el basurero del mundo” y no comprar más plásticos, por lo que los precios de compra de esos residuos cayeron a apenas un peso por kilo, dejando a los recicladores sin mercado y sin negocio.
“Para los pequeños empresarios la caída de los precios también representó un aumento en el costo de producción”, puntualizó Jorge Rizek, ejecutivo de la Recicladora Rizek, lo que agravó su situación.
Explicó que los recolectores informales se negaban a vender a bajo precio y por tanto inició el desinterés de los empresarios de ese sector. Eso empeoró la situación e incrementó el volumen de los desechos sin ningún proceso en las ciudades del país y comenzó a desmotivar a los empresario de ese sector.
Incidencia del petróleo
Ya que el plástico es un derivado del petróleo, cuando este baja también baja el precio de la resina que se saca de los residuos plásticos, dejando de ser atractivo para las industrias que lo utilizan, ya que estas prefieren las materias primas sin procesar, porque tienen más acceso a precios bajos”, explica María Alicia Urbanela, presidenta de la Red Nacional de Apoyo Empresarial a la Protección Medio Ambiental (Ecored).
Insiste en que el país debe crear una industria local de procesamiento de ese tipo de basura, pero aclara que no existe una estadística de cuánto se puede colectar a nivel local y eso aleja la posibilidad de inversiones de ese tipo en ese sector.
Otros desafíos
La generación de divisas a través de los desechos de plástico tiene grandes desafíos a nivel local, iniciando por la dificultad que representa para los empresarios del reciclaje obtener los materiales plásticos sin usar a los recolectores informales como intermediarios.
Eso se une a la falta de mercado internacional, ya que cada vez hay menos salida para estos materiales. No solo China ha dejado de importar estos residuos.
Más de 10 países decidieron no recibir ese tipo de material desde la República Dominicana, lo cual explica su acumulación hasta en los ríos, cañadas y el mar.
Entre estos países están Bélgica, Canadá, Curazao, Indonesia, Noruega, Trinidad y Tobago, Países Bajos, Reino Unido, San Martín, Francia, Islas Vírgenes Británicas, Vietnam y Lituania. Esta última se retiró en el año 2015.
472 Mil 651 kilogramos de plásticos.
Ha exportado el país a China en 2018, pese a la prohibición de recibir ese material.
Español inventa bioplástico degradable
Novedad. Un investigador español ha desarrollado un método “sencillo y limpio” para extraer queratinas de los residuos de lana de oveja y de plumaje de pollos y fabricar con estas proteínas bioplásticos degradables.
La técnica, según precisa la Universidad Pública de Navarra (UPNA), también es viable para producir apósitos con los que regenerar tejidos del cuerpo humano, desarrollar excipientes (sustancias que se mezclan con medicamentos) o elaborar textiles nanoestructurados que se preparan mediante una nueva técnica denominada electrohilado.
“Los problemas medioambientales asociados a la acumulación de plásticos no degradables en el medio y su huella de carbono, vinculada a su transporte y producción, han motivado la búsqueda de nuevos bioplásticos cuya producción sea sostenible y que, una vez acabada su vida útil, sean fácilmente integrados en el medio ambiente”, explicó el investigador del Instituto Inamat de la UPNA, Borja Fernández-d’Arlas Bidegain.
El nuevo método no genera residuos tóxicos.
Las queratinas resultantes son más solubles en medios acuosos, lo que puede ser interesante para la industria y otros campos, tales como la alimentación, la farmacología, tratamiento de aguas y cosmética.
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