El Centro de Atención Sicosocial y Desarrollo Humano (RESIDE), un ambicioso intento de descentralizar los servicios de salud mental con un enfoque comunitario, ha experimentado un retroceso en los últimos meses por la falta de personal, deficiencias en la entrega de medicamentos y suspensión de programas.
Las precariedades afectan al centro en un momento que se ha incrementado la demanda de servicios por las secuelas del Covid-19, especialmente psicosociales y socioeconómicas.
Enclavado en el corazón de “La Nueva Barquita”, en el municipio Santo Domingo Norte, el centro fue inaugurado el 18 de febrero de 2019, como un hospital de día para residentes en ese sector y otros aledaños, por iniciativa del desaparecido Despacho de la Primera Dama, pero desde hace dos años está bajo la responsabilidad del Servicio Nacional de Salud (SNS).
Con las desvinculaciones de personal en RESIDE, el propio director José López Pena ha tenido que asumir solo las consultas de psiquiatría que antes ofrecían cuatro especialistas del área.
Los cinco sicólogos que brindan servicios de consultas en el centro especializado en salud mental también están desbordados por la cantidad de residentes que solicitan atención. Actualmente, RESIDE tiene registradas alrededor de 2,100 personas que reciben servicios de consulta, terapias y medicamentos para tratar diversos trastornos psicoemocionales.
Descontinúan terapia
Un huerto que funcionaba como mecanismo de terapia ocupacional para los usuarios, hace un mes que no se utiliza y está llenó de maleza, porque tres empleados que dirigían las labores allí también fueron cancelados.
“Las terapias del huerto se han perdido y por eso está en la condición que se observa hoy en día”, refirió el psiquiatra López Pena, quien dijo que al final de cada cosecha se vendían los productos y lo recaudado se repartía entre los pacientes como estímulo por su trabajo.
El huerto resultó ser una eficiente terapia a cielo abierto que permitía evaluar la parte motora y la colaboración entre los participantes con las tareas asignadas.
Las desvinculaciones también han afectado los departamentos de limpieza, planificación y desarrollo, tecnología, recursos humanos y compras y contrataciones.
Un programa de hogares de paso con servicio 24 horas se ha quedado solo en proyecto, porque el personal para ejecutarlo no ha sido nombrado, aunque RESIDE dispone de siete apartamentos amueblados con capacidad cada uno para recibir a tres personas y otro para el personal administrativo.
El centro ya no ofrece alimentos a los usuarios, porque no cuentan con el minibús que se utilizaba para trasladar la comida desde Comedores Económicos y también para movilizar a algunos pacientes con dificultades psicomotoras.
RESIDE no recibe desde hace un año los fármacos que debería suplirle el Sistema Único de Gestión de Medicamentos e Insumos (Sugemi), operado por el SNS, y pese a que los recursos son descontados de su presupuesto.
“Las compras de medicamentos se están haciendo directamente a través de Promese (Programa de Medicamentos Esenciales), lo que implica un gasto extra y además no los recibimos en las cantidades requeridas”, precisó López Pena, quien advirtió que la falta de fármacos ya ha provocado abandono de tratamientos y podría generar crisis que terminarían con un incremento de los enajenados deambulantes.
El subdirector del RESIDE, Aneury Ortiz, considera que la falta de alimentos, de medicinas y dificultades para transportarse han desmotivado a muchos pacientes que han abandonado el programa.
“A veces tienen que decidir entre comprar el desayuno y el almuerzo o venir al programa. Este es un centro un poco retirado, y hay medicamentos también que necesitan que la persona haya comido”, indicó Ortiz sobre la realidad que enfrentan usuarios mayormente de escasos recursos económicos.
Demanda sigue alta
La demanda de servicios en RESIDE se ha incrementado luego de la pandemia del Covid-19.
López Pena cita como casos más frecuentes tratados en consulta la depresión, ansiedad, trastornos del sueño y bipolaridad.
“Ya la población está creando conciencia de que los temas de salud mental se tratan, y eso evita que las personas terminen en una situación de calle o suicidio”, refirió el director del centro, quien lamenta que estos temas solo se visualicen en conmemoraciones como los días mundiales de la salud mental y de la prevención del suicidio.
El profesional de la conducta confesó que se siente sumamente apenado cuando día a día observa en los medios de comunicación situaciones que pueden evitarse, garantizando el acceso a los servicios de salud mental.
Exhortó a las autoridades a crear conciencia de que la salud mental es costosa, pero al final la inversión en prevención tiene un impacto psicosocial en sectores tradicionalmente excluidos y desprotegidos.
La exclusión incluso proviene de las propias autoridades sanitarias, ya que a la “Ruta de la Salud” realizada por el SNS en La Nueva Barquita el pasado viernes, RESIDE no fue invitado.
López Pena destacó que el director del SNS, Mario Lama, durante una visita al centro mostró interés por el programa y disposición de apoyarlo para que “termine de nacer”.
“Pero eso se ha quedado en esas conversaciones y todavía no se ha ejecutado lo acordado”, añadió el director de RESIDE.
La mayoría de los usuarios que atienden están afiliados en el Seguro Nacional de Salud (Senasa), pero RESIDE carece del código de la ARS estatal, aunque si lo tiene de otras privadas.
Al preguntarle sobre su estado de ánimo en medio de las limitaciones para brindar un servicio de calidad, López Pena no esconde su impotencia: “Es como tratar de empujar una pared, queriendo que de alguna forma se sensibilicen con el tema de la salud mental”.
Consideró que la salud mental no debe tener un matiz político porque, finalmente, quien logre que deje de ser la cenicienta del sector, se casará con la gloria y será siempre recordado por un segmento de la población tan olvidado.
Sepa más
Otro programa queda en carpeta
La gerente administrativa, Esperanza Lapaix, lamentó que, por las limitaciones, RESIDE no ha podido implementar las visitas domiciliarias y a centros educativos, para extender sus servicios de orientación y prevención en salud mental.
Citas con retraso
El subdirector Ortiz dijo que hay un “cuello de botella” con las consultas de psiquiatría, porque al solo tener al director en esa área, no pueden programarse con la prontitud que ameritan algunos casos.
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