
Las goteras comenzaron a caer a eso de las 5:15 de la mañana, mientras varias de las 579 personas refugiadas dormían y el viento huracanado rugía afuera.
Pero no pasó ni media hora y la alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, tomó el micrófono para anunciar que todas las personas debían desalojar el área del centro del recinto, donde inicialmente se ubicaron, y moverse hacia el segundo y tercer piso del coliseo capitalino, por seguridad.
Sin embargo, la histeria se apoderó de la gente, sobre todo de las personas mayores, pese al llamado de calma de la primera mandataria municipal, ya que el viento y la lluvia entraban con furia por las rendijillas de una puerta y ventana.
La policía y los empleados municipales ayudaron a subir a gente en silla de ruedas y a un bebé de meses de nacido en su cuna.
La calma llegó poco después.
El Coliseo Roberto Clemente es el principal refugio de la capital. Otros nueve refugios están distribuidos por la zona metropolitana. Unas 1,236 personas están refugiadas.
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