AP
El secretario general de la ONU Antonio Guterres advirtió ayer que la pandemia de COVID-19 no sólo amenaza los avances contra la pobreza global y en la construcción de la paz, sino que podría exacerbar conflictos y generar nuevos.
Durante una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU sobre el desafío de mantener la paz durante la pandemia, Guterres dijo que su llamado emitido el 23 de marzo para un cese del fuego inmediato en los conflictos de todo el mundo para enfrentar el coronavirus llevó a varias partes en conflicto a tomar medidas para reducir las tensiones y dejar de pelear.
“Sin embargo, lamentablemente, en muchas instancias la pandemia no hizo que las partes suspendieran las hostilidades o acordaran un cese al fuego permanente”, comentó Guterres.
Su predecesor en el puesto de secretario general, Ban Ki-moon, comentó ante el consejo que “es realmente sorprendente que en respuesta a esta pandemia, el mundo ha colocado a miles de millones de personas bajo medidas de confinamiento, cerrado las fronteras internacionales, suspendido el comercio y la migración, y ha cerrado temporalmente una amplia variedad de industrias, pero no ha logrado suspender los conflictos armados”.
Mientras los gobiernos tratan de hacer frente a la pandemia, algunos grupos han visto una oportunidad para aumentar la violencia, señaló Ban, citando como ejemplos a Boko Haram y otros milicianos en Nigeria, la creciente violencia colectiva en Congo y los asesinatos por parte de los cárteles del narcotráfico en México.
Ban criticó al Consejo de Seguridad de la ONU por desperdiciar meses en “discusiones sobre los detalles del texto” y no adoptar una resolución hasta el 1 de julio para exigir un “cese inmediato de las hostilidades” en conflictos clave, como en Siria, Yemen, Libia, Sudán del Sur y Congo, a fin de encarar el COVID-19.
“Esto ha debilitado el mensaje que este consejo necesita enviar a todas las partes en conflicto: Ahora es el momento para enfrentar a nuestro enemigo común”, manifestó Ban.
Añadió que la tardía acción del consejo “agravó aún más las situaciones volátiles de seguridad global actuales”.
“El impacto del COVID-19 en sitios afectados por conflictos ha sido mucho peor de lo que se pensó en un principio”, dijo Ban, quien copreside la organización de líderes mundiales fundada por Nelson Mandela y que es conocida como “The Elders”.
Señaló las ramificaciones sanitarias y humanitarias, la cohesión social, la gobernanza, el estado de derecho y las amenazas al multilateralismo que están poniendo en peligro las gestiones para mantener la paz, “o incluso podrían causar un retroceso en los logros de paz y seguridad conseguidos con tanto esfuerzo hasta la fecha”.
También alertó que los efectos económicos de la pandemia “serán duraderos y graves, con efectos dominó para muchos Estados endebles y afectados por conflictos”.
Como ejemplos, Ban dijo que las crisis política y económica de Líbano, que se exacerbaron por la explosión de la semana pasada en el puerto de Beirut, se están agravando por el impacto del COVID-19 sobre dos fuentes importantes de ingresos: el turismo y el comercio, mientras que el presupuesto de Irak se está reduciendo a causa del colapso en los precios del crudo.
Por su parte, Guterres dijo que la pandemia ha planteado crecientes interrogantes sobre la efectividad de los sistemas de salud, de los servicios sociales, la confianza en las instituciones y los sistemas de gobierno.
“Todo esto significa que nuestro compromiso para mantener la paz es más urgente que nunca”, añadió.
Guterres señaló tres peligros fundamentales: La erosión de la confianza pública, la desestabilización de la economía mundial y el debilitamiento del “tejido social”.
“La percepción de que las autoridades están manejando mal la crisis, o no están siendo transparentes o están favoreciendo a aliados políticos, puede conducir a la desilusión pública en el gobierno y sus instituciones”, comentó.
El secretario general de la ONU también alertó que “sin una acción concertada, las desigualdades, la pobreza y el potencial de inestabilidad y violencia podrían crecer durante años”.
Si bien ha habido muchas protestas pacíficas, Guterres dijo que “en varios países, el COVID-19 ha sido una excusa para duras medidas enérgicas y un aumento en la represión por parte del Estado”.
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